ABUNDANCIA

Eun-Ji es bioquímica vive en Pyeongchan, a 130 kilómetros de Seul, una bella provincia coreana conocida por sus montañas y frondosos bosques. Disfruta de en una antigua casa de piedra, adaptada al exigente clima de la alta montaña.

La casa le fue asignada hace 5 años por el algoritmo del ministerio de asuntos sociales coreano tras analizar sus gustos y capacidades. Eun-Ji se había criado en Seul y nunca hubiese imaginado que podría adaptarse a este tipo de vida en plena naturaleza, pero ahora se consideraba una persona enormemente feliz, estaba claro que el algoritmo conocía sus gustos mucho mejor que ella misma.

La República Unificada de Corea, fue el primer estado en poner una Inteligencia Artificial al frente de su gobierno. La automatización fue conquistando cada vez más sectores económicos de manera muy exitosa y al final era inevitable poner sobre la mesa la necesidad de automatizar la administración pública para que pudiese adaptarse de manera eficaz a los vertiginosos cambios tecnológicos del sector privado. La capacidad demostrada por estas inteligencias artificiales a la hora de gestionar las empresas bien podía aprovecharse para gestionar el estado de manera mucho más eficaz que los obsoletos sistemas de gobierno tradicionales. Problemas como la corrupción, la demagogia, el populismo o los intereses personales ya eran cosa del pasado.

A partir de este momento la economía coreana empezó a crecer a un ritmo del 12% anual y muchos otros países empezaron a poner versiones de la IA coreana al frente de sus gobiernos.

A finales de la década de 2020 se produjeron varios hitos tecnológicos, especialmente el enorme avance en los sistemas de generación de energía solar y de fusión nuclear y la computación cuántica que produjeron un abaratamiento de la energía y de las tecnologías de la información que junto con la robótica desterraron de manera progresiva la necesidad trabajar como única manera para subsistir.

Cada persona es libre de hacer lo que crea conveniente con su tiempo, sin embargo Eun-Ji trabaja duro en su investigación para encontrar vegetales capaces de resistir las duras condiciones del espacio. Marte es la próxima frontera y Eun-Ji quiere sentirse protagonista de esa proeza. Además sabe que cuanto más aporte con su trabajo a la sociedad el algoritmo central le dotará de muchos más recursos.

Con el gobierno de las IAs la humanidad es mas dependiente que nunca de la tecnología hasta el punto de que es posible que haya perdido la libertad de decidir su propio destino, ¿pero en algún momento fuimos realmente libres?.

LA VISIÓN

En “El muro”, nuestro amigo Didier se enfrenta a un escenario diferente. Viéndose amenazado por los cambios tecnológicos, el estado tradicional ha decidido reforzar su posición, apropiándose de dicha tecnología para controlar a empresas y ciudadanos. El ejemplo más claro de este tipo de políticas lo tenemos hoy en China y su polémico crédito social, la potencia de las nuevas tecnologías nos puede llevar a escenarios de control jamás imaginados por los gobernantes más totalitarios.

Por último tenemos el escenario Abundancia donde la progresiva automatización y profundos cambios tecnológicos han hecho desaparecer la necesidad de tener un empleo. Los robots y las inteligencias artificiales nos proporcionan todo lo que necesitamos de la manera más racional, eficiente y sostenible. Esta automatización ha llegado a tal punto que no es necesaria la existencia de un gobierno ya que en un mundo automatizado los algoritmos son mucho más eficaces a la hora de administrar los recursos.

Ya nos hemos acostumbrado a que Spotify y Amazon conozcan nuestros gustos mejor que nosotros mismos, si hace pocos años nos hubiesen dicho que veríamos coches autónomos recorriendo nuestras carreteras nos hubiese parecido una locura, no nos han educado para que pensemos que las máquinas pueden hacer las cosas mejor que nosotros, pero a medida que los algoritmos vayan mejorando, su importancia en la toma de decisiones será cada vez mayor, y es posible que no tardemos en acostumbrarnos. En pocos años podríamos ver inteligencias artificiales ocupando puestos directivos, porque sus decisiones serán más acertadas que las de muchos humanos.

Este tipo de situaciones pone en tela de juicio algunos de los principios más arraigados de nuestra civilización. ¿Permitiremos que una máquina tome decisiones por nosotros si es capaz de demostrarnos que son más acertadas?